27 abril 2008
Los Puntos de Fekete
Un grupo de investigadores catalanes se acaba de enfrentar con éxito a uno de los problemas matemáticos más viejos e importantes que quedaban por resolver, y que se llevaba resistiendo a científicos de todo el mundo desde hace un siglo.

Gracias al superordenador Finisterrae, situado en Galicia y considerado entre los más poderosos del planeta, un equipo de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) ha sentado las bases para resolver, a falta de que la comunidad internacional refrende sus resultados, el llamado problema de los puntos de Fekete, uno de los desafíos matemáticos más importantes de los últimos tiempos.

Los científicos españoles, encabezados por Enrique Bendito, usaron un algoritmo que ellos mismos habían desarrollado hace unos años y mediante el cual el supercomputador Finisterrae ha logrado alcanzar soluciones sin precedentes para el problema de Fekete, el cual se encuentra en el número siete de la lista Smale, que agrupa los retos matemáticos más importantes que aún no han podido ser resueltos.

El problema plantea cómo se han de distribuir una serie de partículas sobre una superficie -en concreto, una esfera- para alcanzar una configuración estable. Cuanto menor es la energía potencial del conjunto de los puntos, más estable será la configuración, algo que, más allá del reto teórico, se ha de tener en cuenta en la industria química para crear moléculas estables.

"Hemos podido realizar con el Finisterrae cálculos que con ordenadores normales no podíamos. Gracias a esto, se ha desvelado que tenemos un algoritmo que permite resolver esta clase de problemas", ha indicado Bendito a elmundo.es.

El grupo de la UPC ha logrado soluciones para decenas de miles de puntos de Feteke, mientras que los anteriores intentos de otros expertos se solían quedar en los 1.000 o, como mucho, 2.000.

Gracias a estos resultados, Bendito y sus colegas confían en el problema de Fekete, tal y como quedó establecido en la lista de Smale, podrá darse por resuelto de forma oficial, pero esto no ocurrirá hasta que la comunidad internacional dé su refrendo al equipo de la UPC.

El trabajo con el superordenador, que llevó dos semanas en febrero, exigió unas 350.000 horas de cálculo; de haberse usado sólo una de las CPUs del FinisTerrae, hubiera hecho falta nada menos que 40 años. En el cálculo con un millón de puntos, 1.024 CPUs trabajaron en paralelo durante día y medio.

Según el Centro de Supercomputación de Galicia (CESGA), "este reto ha demostrado la alta capacidad de cálculo" de FinisTerrae, el superordenador de mayor memoria compartida de Europa.

 
posted by Victor Aliste at 09:41 | Permalink | 0 comments